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domingo, 26 de octubre de 2014

Deconstruyendo el concepto de flexibilidad.



La flexibilidad se suele considerar como una cualidad física que, como tal, incide en el rendimiento deportivo. No obstante, considero que cuando empleamos este término para referirnos a una cualidad física, se llega a menudo a conclusiones contradictorias que nos llevan a formularnos las siguientes preguntas.

-¿Qué es la flexibilidad?
-Partiendo de que todas las restantes cualidades permanecen igual, ¿es deseable ser más flexible?
-Remitiéndonos a la pregunta anterior, ¿es posible ser más flexibles sin que alguna de las restantes cualidades se vea disminuida?
-¿Es la rigidez lo contrario de la flexibilidad?

Vamos a tratar de contestar estas preguntas.

¿Qué es la flexibilidad?

En el diccionario de la lengua española flexible es "que tiene disposición para doblarse fácilmente". Podemos decir que un cuerpo es flexible cuando se puede deformar en mayor medida manteniendo su integridad, es decir, sin que haya desmembramiento o quiebra.

Cuando decimos que una determinada persona es flexible en una determinada articulación, nos estamos refiriendo a que dicha articulación puede alcanzar amplios rangos de movimiento. De modo que lo que comúnmente entendemos  por flexibilidad es la amplitud de movimiento articular. La flexibilidad -o aptitud de deformarse sin ruptura de los tejidos blandos- es una de las condiciones que permite alcanzar un elevado rango articular, pero puede haber otros factores limitantes del mismo. En ocasiones hay elementos óseos que chocan entre sí limitando el movimiento.

Partiendo de que todas las restantes cualidades permanecen igual, ¿es deseable ser más flexible?

Si nuevamente nos referimos con flexibilidad a la amplitud articular, parece razonable pensar que cuanto más amplitud de movimiento mejor, siempre que esa mayor amplitud no haga mermar los niveles de fuera o de resistencia.

Por otra parte, en el ámbito estricto de un deporte concreto, alcanzar posiciones articulares más amplias no contribuye a mejorar el rendimiento. Hay posiciones que resultan ineficaces para ciertos deportes, de modo que tener un rango de movimiento mayor que nos lleve a alcanzarlas, no contribuirá a un mejor rendimiento en dichos deportes.

Ahora bien, hemos de preguntarnos si es posible lograr una mayor amplitud de movimiento sin que otras cualidades se vean comprometidas. Esto nos lleva a la siguiente pregunta.

¿Es posible ser más flexibles sin que alguna de las restantes cualidades se vea disminuida?

Es ingenuo pensar que podemos ganar amplitud de movimiento sin debilitar nuestros tejidos. No obstante, ciertas ganancias de amplitud de movimiento son posibles si logramos un mayor grado de relajación de los músculos que se oponen a un determinado movimiento articular. Fuera de los casos en que sea posible lograr una mayor relajación muscular, la ganancia de amplitud será siempre a costa de debilitar tejidos. En cada posición articular, hay ciertos ligamentos que se encuentran distendidos y otros que se encuentran tensos. Es esta tensión la que impide lograr una mayor amplitud. Pero si logramos una mayor amplitud a costa de una mayor laxitud ligamentosa, la estabilidad articular se puede ver comprometida.

¿Es la rigidez lo contrario de la flexibilidad?

No. Lo contrario de flexible es quebradizo. Un cuerpo es tanto más flexible cuanto más se pueda alterar su forma sin romperse. La rigidez es la fuerza con la que un cuerpo resiste la deformación. Cuando un hueso, un tendón o un ligamento se rompen dejan de generar fuerza, dejan de ser rígidos. Hay cuerpos apenas deformables que pueden quebrarse sin que dichos cuerpos hayan opuesto apenas resistencia a su deformación. Es fácil apreciar que el acero es flexible y con un notable grado de rigidez, mientras que el vidrio o un trozo de madera seca son muy poco flexibles con una rigidez muy inferior a la del acero.

Por tanto, hay cuerpos deformables con un elevado grado de rigidez (el alambre), del mismo modo que hay cuerpos poco rígidos y muy quebradizos (por ejemplo el yeso).

La peculiaridad del músculo: rigidez variable.

Los músculos, a diferencia de los tendones, ligamentos y aponeurosis, gozan de una rigidez variable. La rigidez de un ligamento, tendón o fascia viene dada sobre todo por su longitud. Ante una longitud dada, la rigidez del tejido se mantiene más o menos fija, de modo similar a como ocurre con un muelle o banda elástica. Dentro de unos límites, a mayor longitud mayor tensión o rigidez. En cambio, un músculo puede ver variada su rigidez dentro de una determinada longitud, lo cual se logra mediante su activación desencadenada por la neurona motora. Esta aptitud de contraerse en mayor o menor grado y de relajarse,  lo dota de la versatilidad que no opera en tendones, ligamentos y aponeurosis. Es esta versatilidad del músculo lo que hace a éstos imprescindibles para el movimiento, y con un papel menor en la estaticidad.

Conclusiones

La flexibilidad -o deformabilidad de los tejidos musculares, tendinosos y ligamentosos- es una condición necesaria para lograr una mayor amplitud de movimiento. Lo que medimos en test es la amplitud de movimiento articular, mientras que la flexibilidad de los tejidos es una condición para que esta amplitud sea posible. Es importante tener en cuenta que la flexibilidad no es lo opuesto a la rigidez. Buena prueba de esto es que los músculos, mediante su aptitud para contraerse y relajarse voluntariamente, son flexibles y de una rigidez variable. Esta peculiaridad de los músculos que los distingue del resto de los tejidos, debe tenerse en cuenta a la hora de abordar el entrenamiento de las distintas disciplinas deportivas.

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