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miércoles, 28 de enero de 2015

Tecnica de carrera (II): cuidado con las apariencias.

En este artículo quiero poner especial énfasis en que una cosa son los movimientos y otra cosa son las fuerzas. La secuencia de movimientos a simple vista no siempre nos dice a las claras cuál es la dirección de la fuerza aplicada. La fuerza no siempre tiene la dirección del movimiento. En muchas ocasiones -la mayoría en el caso de la carrera a pie- la fuerza es oblicua al movimiento, o perpendicular al mismo (como las fuerzas de fricción de la zapatilla con el suelo). Por tanto, la fuerza no necesariamente tiene que ser paralela al movimiento, como nuestra mente tiende a hacernos creer.

Hace tiempo que leí un buen libro sobre la carrera a pie titulado "Running. Biomechanics and exercise phisiology applied in practice", de Frans Bosch y Ronald Klomp. Los autores son entrenadores holandeses de atletismo especializados en carreras. El libro es el más completo de los libros de atletismo que he leído -al menos en materia de técnica de . Ofrece buenas imágenes que tratan de ilustrar el análisis la mecánica en la carrera y de cómo operan los diversos músculos a lo largo de la zancada. Esta es la imagen de la portada de libro.




Sin olvidarme de sus virtudes que son muchas, he encontrado también más de una incorrección. Una de ellas me parece bastante grave y por ello no puedo dejar de ponerla de manifiesto, en tanto que puede confundir a los lectores. Se trata de la forma en que estos autores entienden la acción de los isquiotibiales en la carrera. Cito textualmente una de sus frases, que se figura en el segundo párrafo línea 7ª. Dice:

"Therefore, propulsion must take place at the beginning of the support phase. Because the posture of the body is upright and because it is necessary to exert thrust at the beginning of ground contact, an imaginary line passing through the hip and foot at the moment of thrust will form a wide angle (about 90º) with the ground. When the force exerted on the ground is directed well to the rear, a large angle is formed by a line passing from the hip to foot and the intended direction of thrust. In this situation, much is being demanded of the force-directing potential of the harmstrings. These muscles are quite well suited to this task because at the beginning of the support phase, they have a favorable lever arm with regard to the hip joint. By the end of this phase, however, this lever arm is no longer favorable. Thus speed running can also be called "running on the harmstrings".

En resumen, la activación de los isquiotibiales, según los autores, debe tener lugar desde el mismo momento de contacto con el suelo, porque en un estado más avanzado de esta fase la cadera se encontraría en extensión, el brazo de momento de los isquiotibiales con la articulación de la cadera sería menor y por tanto no es posible ejercer tanto impulso. Sin embargo, habría que objetar que los múculos isquiotibiales en la fase de impulso ya con la cadera prácticamente extendida, actúan  controlando o evitando la extensión de la rodilla durante el impulso, mientras que apenas inciden sobre la articulación de la cadera.

El hecho es que los estudios electromiográficos prueban que los isquiotibiales junto con los gemelos están activos en toda la fase de apoyo. En la fase de propulsión de la zancada, la activación de los isquiotibiales y de la cabeza corta del biceps femoral actúa para la flexión de rodilla y no para la extensión de cadera. Esto sucede porque en la fase previa al despegue, la línea de fuerza de estos músculos pasa muy cerca de eje lateromedial de la articulación coxofemoral, y con ello su brazo de momento es muy corto, haciendo a estos músculos ineficaces para la extensión de cadera en dicha situación. Esto sin perjuicio del hecho de que en la fase propulsiva no se demanda una acción extensora de cadera (una cosa son movimientos -ciertamente la cadera se extiende- y otra cosa son fuerzas -no se extiende por la acción de los extensores-). Hay que añadir que los restantes extensores de cadera -entre los que destaca el glúteo mayor- reducen su activación a un mínimo en esta fase propulsiva, como se muestra en muchos estudios electromiográficos. Algunos autores se han referido expresamente a esta situación de poca actividad de los extensores como "extensor paradox". En una entrada posterior haré referencia a esta expresión entrecomillada que se traduce como paradoja de los extensores, que a mi modo de entender no es tal paradoja, sino una vez más se trata de una mala comprensión de la mecánica de la carrera.

A continuación plasmo una de las imágenes con la que los autores holandeses ilustran la cuestión comentada en la página 57 del libro.



Aquí los autores ponen de manifiesto una incompleta -por no decir incorrecta- comprensión de la mecánica del ejercicio (incluso de la mecánica en general). Es categóricamente imposible que en el momento de contacto la línea de fuerza ejercida contra el suelo pueda estar inclinada hacia atrás. Si así fuera, la fuerza reactiva del suelo se llevaría únicamente el pie hacia delante y arriba haciéndolo acelerar volando por los aires y arrastrando el cuerpo tras él, lo cual es claramente absurdo. Una línea de fuerza reactiva del suelo que no atraviese el centro de masas del corredor, daría lugar a que diera una voltereta (provocaría rotación), lo cual es también absurdo.Por otra parte, como ya dije en la entrada anterior, incluso si dicha fuerza permitiera propulsar el cuerpo hacia delante, no sería factible estar acelerando durante todo el apoyo. El apoyo se divide en una subfase de frenado (cuando el centro de masas CM queda detrás del apoyo) y otra de aceleración (cuando CM queda por delante del apoyo). Aquí parece que se omite la primera.

Si prolongamos hacia arriba la flecha de la ilustración, veremos que la línea de fuerza pasa muy por delante de cuerpo. ¿Entonces cómo iba a ser posible que la aceleración reactiva resultante incidiera sobre nuestro centro de masas? Está claro que esta línea de fuerza pasaría muy por delante de nuestro cuerpo. La línea de fuerza efectiva siempre debe cruzar el centro de masas. De lo contrario, la reactiva de la fuerza indicada en la ilustración se dirigiría hacia el aire y a lo sumo nos llevaría rotar hacia atrás sobre un eje que sería el centro de masas. Difícilmente se puede propulsar el cuerpo si la fuerza reactiva del suelo se dirige hacia delante donde sólo hay aire, como se indica con más precisión en la ilustración modificada. La reactiva del suelo se traza en rojo y la línea de fuerza se prolonga con una discontinua negra, como se ilustra a en la imagen de la izquierda bajo estas líneas (Hago notar que en las ilustracíones que aparecerán en adelante, lós vectores coloreados y líneas de fuerza que figuran en las citadas ilustraciones, han sido incoporadas por mí y no figuran en el original).



En cualquier modelo de carrera a pie, es necesario que la prolongación de la fuerza que se dirige contra el suelo y la reactiva de éste atraviese el centro de masas. Esto es así si queremos que dicha fuerza permita acelerar o frenar el cuerpo en cuestión. Si no es así, es imposible que se produzcan estos efectos, sino que lo que tendría lugar sería una fuerza rotatoria en torno al mismo centro de masas -provocaría una tendencia a dar una voltereta hacia atrás- tal como sé indica en la imagen bajo estas líneas.




En realidad, en la fase inicial de contacto hay una deceleración y la verdadera fuerza ejercida contra el suelo y su reactiva serían tal como se indica en la última imagen, en la parte inferior a la izquierda. La fuerza reactiva se marca con una flecha azul y la fuerza dirigida contra el suelo en flecha de color naranja. Naturalmente se trata de unas líneas aproximadas, ya que determinar el centro de masas con exactitud no es una tarea fácil, y tampoco dicha precisión es imprescindible para el propósito que me ocupa.



Para concluir, lo que quiero poner de manifiesto en esta entrada es que conviene ser muy cuidadoso a la hora de evaluar la mecánica de la zancada. Asimismo es conveniente prestar atención a lo que se lee ante el elevado riesgo de incorrecciones que pueden hallarse en los libros que analizan la técnica de carrera, incluso si se trata de autores prestigiosos, como es aquí el caso. En muchos aspectos, el análisis de la zancada es contraintuitivo y es fácil dejarse llevar por la apariencia inmediata e incurrir en errores de apreciación.

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